martes, 22 de julio de 2008

Opeth - Watershed


Sobrios en las portadas, como siempre
Opeth vuelve a la carga tras un incremento en su popularidad notabilísimo ayende los mares, con giras incesantes y niveles de ventas cada vez mayores. Realmente he de decir que mi imparcialidad con esta banda queda totalmente en entredicho: soy un fan desde la primera escucha. Sin embargo este disco prometía ser un punto de inflexión por dos cambios en las filas del grupo: la marcha de Peter Lindgren en favor de Fredrik Åkesson y la del chileno Martín López por Martin "Axe" Axenrot.

Una de cal y otra de arena, realmente. La pérdida de Martín López se produjo paulatinamente cuando empezó a tener ataques de pánico (wtf?!) constantes que le impedían girar. Lo de Lindgren es mucho mas reciente y diría que es un cambio bienvenido. Tenía estilo propio, pero carecía de técnica, algo que le sobra a espuertas a su sustituto. Al final ganamos en solos, y perdemos en feeling de batería. Realmente Martín era un puto monstruo y, sin desmerecer a Axenrot, se nota su marcha.

Centrándonos en el disco, pocas sorpresas nos depara. Comienza un dúo limpio y tranquilo entre Michael y una fémina sin identicar en Coil, para romper con la lenta y mucho más pesada Heir Aparent. The Lotus Eater es un tema brutal (si hasta el nombre mola...), largo como suelen acostumbrar y variado en registros. Destacan los cambios de ritmo con voces en limpio mientras se acelera y, sobre todo, el parón indescriptible latino-funk que, sorprendentemente, no parece fuera de lugar. Continúa una pausada Burden no muy destacable salvo por su final en "desafinado progresivo", que queda muy oscuro. La acción continúa en Porcelain Heart, otro de los destacables del disco, muy en la onda de siempre. Hessian Peel y Hex Omega enlazan maravillosamente, la primera más pausada al comienzo, la segundo al revés. A estas alturas apreciamos lo increiblemente bien que terminan todas las canciones, se han trabajado el enlazar las pistas. Con riff progresivillo comienza Derelict Herds, tema con claras influencias del Este y que cierra el conjunto de canciones "a lo Opeth". Sin ser demasiado larga, se me antoja de las mejores del disco, buenos riffs en general. Los últimos dos temas son, sin duda, los que aportan la nota sorprendente al trabajo. Bridge of Sighs es un guiño enorme al gusto por el rock progresivo de Michael, siendo un tema muy bluesy, simple y directo aun con algo de psicodelia setentera. Por su parte Den ständiga resan, cantada en sueco (supongo) es la acústica que cierra el disco, muy lírica y pausado, poco inspirada bajo mi punto de vista (no le llega a nada de Dammnation, por ejemplo).


Ahí os dejo el primer single del disco, Porcelain Heart. La versión está editada y recortada en 3 minutos, como suele ser habitual en el grupo. No me dice mucho el rollo vampírico ese, la verdad.

2 comentarios:

erre ele dijo...

¿Ya oíste lo que dicen en español al final de The Lotus Eater?

Te dejo que lo encuentres, saludos.

Dr. Dargor dijo...

Pues la verdad es que no me habría dado cuenta si no me lo hubieses dicho. Curioso Mr. Mendez.

¿Como llega alguien a un blog sin actualizar en un año y medio? ¡Un saludo!